lunes, 25 de agosto de 2014

EL DIARIO DE FER CAPITULO 22




CAPITULO 22
“SOLO QUÉDATE CONMIGO”
No podía creer lo que estaba escuchando, me sentía culpable de lo que estaba pasando, baje corriendo las escaleras y grite;
−mama, tengo que salir, Erick no aparece, acabo de llamar a su casa.
−usted no va a ningún lado jovencito, él ya es suficientemente grande como para saber lo que hace.
Tome las llaves sobre la mesa, las guarde en mi bolsillo y subí de nuevo a mi cuarto, me cambie y por ultimo me recosté en la cama, era inútil tratar de descansar un poco la preocupación me comía vivo.


Un trueno me hizo saltar de la cama, camine a la ventana, el cielo era gris, una tormenta se acercaba, no podía esperar más. La décimo cuarta llamada llego;
−vamos, contesta… vamos…
−buzón de… −colgué.
Me puse mi camisa y mis tenis, abrí la ventana, me deslice fuera, estaba en el segundo piso y comenzaba a llover, me abrase al árbol que estaba detrás de la casa y me deslice hasta el suelo. Me escabullí hasta llegar al auto, sabía que esto me costaría muy caro, nunca lo había tomado sin permiso y eso me preocupaba aún más, eran casi la una y media de la noche, la calle estaba desierta, conduje tratando de no quedarme dormido sobre el volante, no sabía por dónde empezar a buscar, solo sabía que no me iría a dormir sin encontrarlo antes.


Recorrí casi toda la ciudad estaba por darme por vencido, la lluvia parecía ser más fuerte, al doblar la esquina antes de regresar a casa, vi a un hombre tambaleante que trataba de mantenerse en pie, yendo de un lado a otro de la carretera, me pareció conocerlo, fui tras del lentamente, encendí y apague los faros del coche, volteo a verme, era Erick, me coloque a su lado, baje la ventana.
−hey, sube al auto.
Me miro por un segundo, pero no dijo nada y siguió caminando, yo a su lado, me pare a un costado de la carretera y baje del coche, no me importaba mojarme, no me importaba el frio, corrí tras de él.
−sabes que nos tenías preocupados, ¿Qué pensabas al no llegar a tu casa?
−no actúes como si te importara lo que me pasa.
−claro que me importas, eres una persona muy importante para mí y si algo te llegara a pasar, por mi culpa, no me lo perdonaría.
−pareces actuar muy contrario a lo que piensas−contesto sin voltearme a ver.
−sé que me porte como un idiota y lo ciento.
−es muy fácil decir lo ciento ¿no crees?
−ven, volvamos al auto, y platiquémoslo dentro.
Después de rogarle, acepto, en cuanto subimos avise a su casa que estaba conmigo, conduje sin rumbo, buscaba palabras para explicar todo, pero como me había dicho antes, un lo siento no era suficiente, él se merecía algo más que un perdóname, había estado cuando nadie más lo hizo y no podía pagarle de esta manera.
−desde que nos conocimos sabias muy bien que estaba enamorado de Raúl.
−pero yo hice lo posible por darte lo que el  no.
−no niego, que eres una persona increíble, pero compréndeme, te quiero más como amigo, como un hermano.
−ese es el problema, yo te amo Fer.
−hablaremos de esto mañana que estés sobrio, mientras hoy te quedaras con migo, no creo que sea buena idea llevarte a tu casa en este estado.
−ok, está bien.


Llegamos a casa, parecía que mis papas no habían sentido que estaba fuera, abrí la puerta y entramos cuidadosamente, tratando de no hacer el más mínimo ruido. Caí rendido sobre mi cama y aun lado Erick.
La mañana siguiente, el desvelo era insoportable, me levante con un dolor de cabeza, levante a Erick aun ebrio, lo senté en la orilla de la cama, le quite la camisa, aún tenía los ojos casi serrados, saque sus zapatos y sus calcetas, como pude deslice su pantalón por sus piernas, lo recargue sobre mi hombro y lo metí al baño, casi no podía sostenerlo, no quería dejarlo solo, me daba miedo que callera, pero tampoco me metería con él.


Media hora después salió ya casi en sus cinco sentidos, estaba mojado, con su bóxer negro, se paró tras de mí y dijo mi nombre voltee.
−estoy dispuesto a dejar que seas feliz, aunque no sea a mi lado, nunca te podre olvidar, no lo niego, cuando estés listo para darme una oportunidad, te estaré esperando.
Solo dime que no sientes nada, si hago esto; se acercó a mí, me tomo de la mejilla, me acaricio y me dio un beso.
Mi chico malo me había besado, aquel niño que era mi peor pesadilla en clase, el cual se había vuelto mi mejor amigo, mi confidente, trataba de ser algo más en mi vida, lo mire y conteste…






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2 comentarios:

  1. Aaaaaaa, esta super bueno este capitulo, espero el próximo con hancias, besos.

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  2. Esa genial cuando sera publicado el próximo

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