lunes, 14 de septiembre de 2015

EL DIARIO DE FER TEM 2 CAPITULO 28





2 TEMPORADA
“BAJO EL AGUA”
CAPITULO 28
Eran casi las dos de la tarde, el timbre del Zurbarán estaba por sonar.
−bueno chicos, entreguen sus trabajos y podrán ir saliendo−dijo Jonathan.
Mierda, no tenía pero ni siquiera la mitad de mi hoja. Todos comenzaron a pararse, tomaban sus mochilas y se marchaban, paula se acercó a preguntarme; ¿ya te vas?, pero antes de que pudiera contestarle, el maestro dijo; pueden irse todos, menos Fernando −voltee a verlo− estas castigado, tienes que darle treinta vueltas a la cancha, antes.
No pude alegar nada en mi defensa, yo me lo había buscado, todos se fueron, menos julio, que se quedó acompañándome. Ya en la cancha, comencé a correr mientras Jonathan contaba, tenía tanta rabia, debería estar en mi casa, no bajo el sol. Minutos después llego de nuevo julio, que había ido por algo de tomar, gracias al cielo al profe se le ocurrió dejarlo encargado de vigilarme, como buen amigo, solo me dejo cumplir con la mitad del castigo.


Más de media hora después de la salida habían pasado, estaba exhausto, no podía irme lleno de sudor a casa así que le pedí a mi amigo que me esperara mientras me bañaba.



Moría de calor, entre a los vestidores ya vacíos, comencé a desvestirme, después de quitarme todo camine hacia las duchas.
Gran sorpresa, no estaba solo, una vez más me topaba a mi maestro favorito, estaba, bajo la regadera, de espaldas, totalmente desnudo, quede paralizado por un segundo, viendo el agua recorrer su hermoso cuerpo, volteo y me vio.
−profe perdón, perdón,.. Pensé que… no quedaba nadie en las regaderas.
−yo también, pero si quieres puedes bañarte, no me molesta−contesto.
Era ahora o nunca, me quite rápidamente la ropa y la deje sobre la banca, camine hacia él y me coloque en la ducha de alado, tenerlo cerca, completamente desnudo, con esa sensación de que en cualquier minuto alguien podía entrar y vernos, me prendía. Esquivaba lo más que podía verlo, pero no tardo en suceder lo inevitable, me estaba poniendo erecto y el también.


Quedamos frente a frente, mordí mi labio, me tomo de la cintura, arrinconándome sobre la pared, una de sus manos se deslizo por mi pierna y la jalo hacia arriba, lo rodeaba con ella, sus labios recorrían mi cuello, podía sentir su barba rozando mi piel, pase mi mano sobre su espalda, subiendo, llegue a su cabello mojado y los hundí en ellos.
Sentía su humedad entre mis piernas, con la otra mano tome con fuerza uno de sus glúteos, hacia tanto tiempo que quería hacerlo, ahora éramos solo él y yo, juntos en las regaderas del Zurbarán, un profesor y su alumno, haciendo lo que deseaban desde hace mucho tiempo.
Comencé a besar su pecho, mordiendo sus pezones, echo la cabeza hacia atrás y dio un leve gemido, me tomo de la cabeza con su mano, controlando mis movimientos, poco a poco fue deslizándome hacia abajo, llegue a sus perfectos y marcados abdominales, mordiéndolos uno por uno, absorbiendo
el agua que corría entre ellos, fui bajando, más y más, sentía sus bellos rozar mi mentón. Tomo su pene y lo paso rápido entre mis labios, dejando su sabor en ellos, era rudo, pero a la vez tierno y delicado. Abrí la boca y lo deje entrar, apenas y podía hacerlo, nunca había estado con alguien mayor que yo, deslice mis labios por la punta, una y otra vez, fui hasta el fondo y el tomo el control de nuevo con su mano, dando  fuertes envestidas a mi boca, dejándome sin aliento y con los ojos llorosos. Me soltaba, dejándome tomar una bocanada de aire para después continuar disfrutando de mi profesor.
Estaba hincado, sobre el piso, lo rodee con mis brazos para poder tomarlo de nuevo por sus duros glúteos.
Escuche un ruido, a lo lejos, era la puerta de los baños, seguido por un grito, era julio.
Jonathan dio un salto, golpeándome con su rodilla justo en la nariz, salió lo más rápido de las duchas, tomo sus cosas y se escondió detrás de los casilleros. Quede tirado sobre el piso sangrando, cuando llego julio y me vio, corrió preocupado a auxiliarme.
− ¿estás bien? Estas sangrando ¿Qué paso?
−me resbale, no me veas, estoy desnudo, pasame mi toalla. –moría de pena, con julio.
−Fer por dios, somos amigos, además ¿Qué tienes tu que no tenga yo?−dijo mientras iba por ella.
Me envolví y me pare junto al lavado esperando que la sangre dejara de salir de mi nariz.
−estaba preocupado porque ya habías tardado mucho y vine a verte, pero como fue que te rompiste la madre Fer…
−ya te dije, me resbale.

− ¿quieres que vaya por ayuda?
−no... No…. Ya me cambio y nos vamos.
−que bien, porque necesito hablar contigo, es sobre Raúl…






No hay comentarios:

Publicar un comentario